Importancia de las abejas meliferas y otros insectos como agentes polinizadores de las plantas cultivadas y silvestres de la comunidad valenciana

Fernando Calatayud, Dr. en Ciencias Biológicas
Enrique Simó Zaragoza, Licenciado en Ciencias Biológicas y en Veterinaria ,E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.


1. LA ACCIÓN POLINIZADORA

Hace millones de años que las plantas con flores dominan la tierra y desde entonces se inició uno de los fenómenos de coevolución más sorprendentes. Progresivamente, las flores usaron sus formas, sus colores, sus fragancias y también su oferta de polen y néctar para captar, cada vez con mayor eficacia, la atención de ciertos insectos. Estos obtenían su ración de alimento y se impregnaban de los granos de polen de la flor visitada y, de forma involuntaria, lo iban depositando en otra flor, bien de la misma planta o de otra de la misma especie. Los insectos, con sus movimientos, aumentaban la probabilidad de que los granos de polen alcanzaran el estigma de la flor y provocaran su fecundación, necesaria para producir las semillas.

El transporte del polen, desde las anteras de una flor hasta el estigma de otra distinta, ejercido por ciertos insectos, se denomina polinización cruzada. Las plantas con flores que se especializaron en este tipo de fecundación, coevolucionaron con los insectos polinizadores en una forma de relación mutualista. Los insectos desarrollaron mecanismos más eficaces para recoger el néctar y el polen, mientras que al mismo tiempo mejoraba la producción de semillas y la difusión de las plantas que polinizaban.

Las plantas hacen surgir de sus flores determinadas fragancias para atraer a determinados insectos. También han generado mecanismos para hacer coincidir la floración y la vida activa de los insectos. Han modelado la forma de las flores para facilitar el acceso de los insectos a los nectarios. También los colores, sobre todo en los pétalos, son centro de atracción y, a veces, ofrecen señales para que los insectos localicen rápidamente los nectarios. La evolución, en este sentido, ha permitido que se llegue a casos sorprendentes donde la flor imita la forma del insecto, o donde imita el olor de las feromonas de su polinizador específico. Las relaciones entre los insectos y las plantas que polinizan han alcanzado, en ciertos casos, un alto grado de especialización que a la vez implica una dependencia extrema: Si desaparece el insecto, la planta no es polinizada, no produce semillas y también desaparece.

Se han generado también estrategias para favorecer la polinización cruzada. El hecho de que el polen de una flor de una planta, polinize la flor de otra planta diferente, aumenta la diversidad genética de la especie y es vital para su supervivencia. La polinización cruzada produce semillas más vigorosas y frutos de mejor calidad.

Los insectos polinizadores han seguido cumpliendo su función vital para los ecosistemas, pero desde la aparición de la agricultura, ésta tiene una nueva dimensión. La polinización entomòfila de las plantas cultivadas por el hombre permite la obtención de semillas y aumenta la calidad y cantidad de los frutos. Por ser esta función necesaria e insustituible en la mayoría de los casos, es conveniente protegerla. Proteger a los insectos polinizadores, entre los cuales el más emblemático es la abeja melífera, es sinónimo de proteger el medio natural y garantiza la viabilidad de muchos de los recursos agrarios y ganaderos.

2. LOS INSECTOS POLINIZADORES

Sólo los insectos relacionados con las flores o antófilos pueden ejercer la función polinizadora. Podemos encontrar miembros dentro de los grupos de los Coleópteros, Lepidópteros, Dípteros y Himenópteros. Aunque puede haber más insectos que visiten accidentalmente las flores, sólo los que pertenecen a los grupos mencionados pueden ser denominados polinizadores, ya que su biología les impone una especial eficacia en el cumplimiento de esta función.

Los Coleópteros, comúnmente conocidos como escarabajos, son los insectos con hábitos florícolas más primitivos, pero a pesar de esto no han desarrollado adaptaciones especiales. Hay muchos grupos que viven asociados a las flores, alimentándose de polen, néctar o de partes de la flor. Como polinizadores no son los más eficaces, porque además de destruir las flores, tienen la costumbre de permanecer mucho tiempo en la misma flor.

Entre los Lepidópteros o mariposas, la mayoría de las diurnas visitan con frecuencia las flores y se alimentan de néctar. Son más activos que los coleópteros, pero su vida tan efímera y el que no entren en contacto íntimo con la flor, les resta eficacia en la función polinizadora.

Los Dípteros, más conocidos como moscas, son más importantes que los anteriores como polinizadores. Los grupos de moscas de costumbres florícolas más relevantes son los bombílidos, los conópidos y, sobre todo, los sírfidos o moscas de las flores. Son muy móviles, capaces de realizar movimientos precisos y normalmente necesitan acercarse bastante a la flor para libar su néctar. Es muy probable que durante su visita entren en contacto con las anteras y el estigma, los dos puntos de la flor que los insectos polinizadores deben tocar para cumplir su función.

Los Himenópteros agrupan a las abejas y avispas. Es el grupo más importante de insectos polinizadores y los que muestran adaptaciones claras a su vida dependiente de las flores. Son los que mejor aprovechan los recursos ofertados por las flores: El polen como fuente básica de principios inmediatos y el néctar como combustible metabólico. Su especialización y en general su comportamiento al manipular las flores, los convierte en polinizadores muy eficaces. Tienen dos cualidades primordiales para conseguir el éxito en esta función: Visitan muchas flores por unidad de tiempo y muestran una gran fidelidad a la especie de planta a la que se dirigen en cada vuelo. Dentro de los himenópteros, hay casos de adaptación extrema a la planta que visitan de forma exclusiva y que optimiza su polinización, hasta el punto de convertirse en una relación simbiótica.

En las zonas de clima templado se ha estimado que el 70-95% de los insectos polinizadores son himnópteros. Cabe mencionar a las abejas solitarias, los abejorros y sobre todo a la abeja de la miel. Esta es, hoy en día, la más abundante y su porcentaje puede llegar al 60-95% de todos los polinizadores. Las colonias de la abeja melífera se encuentran, en la actualidad, casi exclusivamente en las colmenas que mantienen los apicultores, por lo tanto, la abundancia de este importante polinizador va ligada a la cabaña apícola existente en cada zona.

3. PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LOS INSECTOS POLINIZADORES

Los insectos polinizadores han ejercido siempre su labor silenciosa pero eficiente. No han distinguido entre la flora natural o los cultivos introducidos por el hombre, han prodigado su función benefactora en ambos casos. Pero la situación parece haber cambiado. Tanto los problemas crónicos de producción de determinados cultivos, com la apreciación de algunos entomólogos y de ciertos estudios que valoran la función de los polinizadores, ponen de manifiesto la disminución progresiva de estos insectos. La presión humana, bien en forma de destrucción de hábitats o con la aplicación de insecticidas de uso agrícola, ha provocado durante las últimas décadas la desaparición de muchos de estos polinizadores. En ciertos casos, el déficit es tan grave, que la función de polinizar es casi exclusivamente asumida por las abejas melíferas u otros himenópteros introducidos por el hombre.

fr relief Uso de plaguicidas en la agricultura.

La evaluación del impacto de los productos fitosanitarios sobre los polinizadores se ha abordado casi siempre de forma indirecta. Es una excepción el caso de las abejas melíferas, sobre las que sí que se ha experimentado y que, además, han sido víctimas de graves intoxicaciones y mortalidad de gran número de colonias durante las últimas décadas. La experimentación con las abejas de miel ha servido para hacer una clasificación de los plaguicidas según su toxicidad sobre éstas. También se ha obtenido información sobre el efecto de los agroquímicos sobre los insectos que se utilizan en el control biológico de plagas. Si tenemos en cuenta que tanto las abejas como el resto de insectos útiles han sufrido los efectos negativos de los tratamientos fitosanitarios, y que si perviven es por la intervención del hombre, podemos concluir que las poblaciones de polinizadores autóctonos, abejas solitarias, moscas de las flores, mariposas y otros, a los que no se dedica especial atención, han sido muy afectadas también en las zonas de agricultura intensiva durante las últimas décadas. Pueden pasar varios años para que se recupere por sí misma la población de alguno de estos polinizadores, después de ser afectada por un tratamiento fitosanitario.

Transformaciones de tierras.

Las incesantes transformaciones de terrenos forestales en agrícolas y la urbanización intensiva, provocan la destrucción continua de los hábitats naturales de los polinizadores. Muchos de ellos anidan en el suelo, bien para reproducirse o para hibernar, y todas las operaciones que implican el movimiento del suelo eliminan inevitablemente una gran cantidad de individuos. Por otra parte, si se reducen las zonas con flora autóctona, también lo hacen las fuentes de polen y néctar, que son las base de la dieta de la mayoría de los polinizadores.

Factores coyunturales.

Hay otros factores que también interfieren con los insectos polinizadores, pero sólo cuando se dan ciertas circunstancias o épocas. Los incendios, la sequía prolongada, la pérdida de suelo a causa de las lluvias torrenciales, son ejemplos de fenómenos que, aunque poseen su faceta natural contra la que los organismos han desarrollado mecanismos de adaptación, también es cierto que se han acentuado en los últimos tiempos y han acelerado el proceso de desertización de nuestras tierras. Precisamente el trabajo de los polinizadores juega a favor de la correcta producción de semillas y la regeneración de la cubierta vegetal, premisas esenciales para frenar la espiral de la desertización.

Problemática de la abeja melífera: Situación de la apicultura.

En las tierras valencianas, las abejas de miel han tenido siempre una especial relevancia. En la Cueva de la Araña de Bicorp (Valencia), se conserva la pintura mundialmente más emblemática, que evoca la actividad recolectora de miel que el hombre ejercía hace unos 9000 años. El clima benigno de estas tierras y la rica flora que hasta hace poco tiempo siempre tuvieron, hacía que las colonias de abejas dieran buenas cosechas de miel y este hecho ha sido explotado por todos los pobladores con la práctica de la apicultura. Esta actividad tiene unas profundas raíces en la Comunidad Valenciana y ha pervivido hasta la actualidad. Aunque antes existían por sí solas, actualmente las colonias de abejas tendrían muy difícil su supervivencia si no fuera por la práctica de la apicultura. La falta de lugares adecuados para instalar sus colonias, la pérdida de flora silvestre, la contaminación ambiental y sobre todo los efectos devastadores de ciertas patologías apícolas introducidas por el hombre, prácticamente han acabado con los enjambres naturales y dejan la responsabilidad de conservar la abeja de miel autóctona en manos de los apicultores.

La apicultura valenciana no es ajena a los problemas que atraviesa este especial sector ganadero en todo el mundo y que la han llevado, en los últimos 25 años, a una crisis a todos los niveles. Cabe mencionar la caída de los precios de la miel a causa de la globalización del comercio de este producto, con las importaciones masivas de miel de diversos países. Los apicultores, sin embargo, sí que han visto aumentados sus gastos de explotación y esto ha provocado una pérdida continua de renta desde principios de los años ochenta. Coincidiendo con estos acontecimientos, aparecieron graves problemas sanitarios que han provocado pérdidas de colonias, bajada de la productividad y necesidad de incrementar las inversiones. A primeros de los años ochenta surgió un brote de Ascosferiosis, una micosis de las crías de las abejas; el año 1986, se detectó la presencia de la Varroosis, una parasitosis causada por un ácaro que se alimenta de la hemolinfa de las crías y de las abejas adultas. Esta última patología, con la que abejas y apicultores están obligados a convivir, se ha descrito como la más grave para la apicultura a nivel mundial.

Por otra parte, aunque se reconoce que las abejas son insectos útiles para el hombre, esto no se traduce en medidas legislativas para proteger a las colmenas y promover el uso de las abejas como polinizadores. En vez de esto, los apicultores se han visto gravemente perjudicados, durante los últimas décadas, por la aplicación generalizada de plaguicidas en zonas agrícolas, por la intensa urbanización y transformación de terrenos rústicos y forestales, en resumen, por la insistente presión humana.

El ejemplo más actual y paradigmático, puede ser la publicación por parte de la Conselleria d’Agricultura de la Generalitat Valenciana de los sucesivos Decretos que hacen referencia a limitaciones para instalar las colmenas en las zonas citrícolas.

El Decreto 37/2001, el más reciente, contempla dos medidas encaminadas a eliminar a los polinizadores que habitan el entorno de las zonas citrícolas para prevenir la aparición de semillas en los frutos de ciertas variedades híbridas de mandarino. La primera medida obliga a alejar las colmenas a 5 km de los cítricos durante la época de floración. En la práctica, esta limitación destierra al sector apícola valenciano y lo condena a perder su principal fuente de ingresos, la miel de azahar, que junto con la miel de romero, son las dos más emblemáticas de la Comunidad Valenciana. La segunda medida, permite el uso de insecticidas durante la floración. Esta medida, fuera de lugar si lo que se pretende es caminar hacia un control integrado y una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, tiene un impacto muy negativo sobre las poblaciones de abejas y el resto de polinizadores. La época de floración de los cítricos, en plena primavera, coincide con la floración de otras plantas y con el momento de la reproducción de los insectos polinizadores, lo que los hace más sensibles a la acción de los insecticidas. Un ejemplo de esto, pueden ser los casos recientes de mortalidad de colmenares enteros a causa de la aplicación de insecticidas en época de floración.

Como existen otros mecanismos que provocan la aparición de semillas en estas variedades, como el viento en casos de autocompatibilidad o cuando se injertan variedades intercompatibles, es lógico pensar en la posibilidad de que los problemas persistan. Mientras tanto, con las medidas aplicadas, puede producirse un déficit grave de polinizadores y, por tanto, una disminución muy acusada de la eficacia polinizadora que puede llegar hasta un 90-95%. Esta disminución tendrá un efecto negativo sobre todos los cultivos y la flora natural que precisa de estos insectos para producir semillas y frutos y que, a pesar de todo, conviven con el cultivo de cítricos en la Comunidad Valenciana.

Con estas medidas legislativas se criminalizan los polinizadores y se cae en el argumento simplista de valorar sólo los productos que se derivan de la apicultura y no los beneficios económicos y sociales generados por el conjunto de los polinizadores. La apicultura no es sólo una actividad humana que produce miel, polen cera y otros productos; no es sólo una actividad ancestral muy arraigada en la Comunidad Valenciana; es algo más que una actividad ganadera sostenible, integrada en el medio natural y una alternativa económica en las zonas rurales; la apicultura supone disponer de una población de polinizadores, las abejas melíferas, que colaboran en la conservación y regeneración de la flora autóctona y mejoran las cosechas de los cultivos de nuestras tierras. Al conjunto de los polinizadores hay que considerarlos como piezas clave de los ecosistemas, de los cuales depende gran parte de la producción vegetal.

Es necesario superar estas desafortunadas medidas, asumir que tal vez la introducción de estos híbridos ha sido también perjudicial para la citricultura valenciana y proponer medidas para restablecer la convivencia dentro y fuera de este importante sector agrícola.

A raíz de la problemática actual de los polinizadores y para llamar la atención sobre la importancia de su actividad, se aporta el presente estudio. El valor económico inducido por la polinización de los cultivos y el inestimable beneficio generado en la vegetación silvestre, son las dos vertientes, social y mediambiental, que aconsejan extremar la protección de los insectos polinizadores.

4. VALORACION ECONOMICA DE LA ACTIVIDAD DE LOS INSECTOS POLINIZADORES

Hace sólo unas décadas, las poblaciones naturales de insectos polinizadores todavía mantenían niveles óptimos para garantizar su acción, silenciosa pero eficaz. Poca gente se interesaba en valorar la actividad de estos insectos porque, simplemente, siempre estaban ahí, sin ninguna intervención humana. Pero, este supuesto equilibrio, se ha roto durante la segunda mitad del siglo pasado. Las poblaciones de estos insectos han bajado de forma alarmante y cada vez son más los que han recordado la reflexión hecha por Albert Einstein sobre la importancia de su labor y que venía a decir que si no existieran los polinizadores, la vida sobre la Tierra estaría gravemente amenazada.

Como suele pasar, no valoramos una cosa hasta que llega el momento de perderla. Desde hace algunos años se han publicado diversos trabajos que intentan cuantificar la valiosa actividad de los polinizadores. Estos estudios resaltan el interés de protegerlos para el buen funcionamiento de los ecosistemas vegetales y los consideran, junto con el resto de fauna útil, imprescindibles para la práctica de una agricultura sostenible.

En los mencionados trabajos, se ha constatado, en general, un grave déficit de polinizadores en los ambientes agrícolas. También se ha detectado una falta de información sobre la diversidad y abundancia relativa de cada grupo de insectos, si bien se considera a la abeja de miel como el más ubicuo y abundante. Otro aspecto que tendrá que recibir más atención por parte de los técnicos e investigadores, es determinar la repercusión precisa de los polinizadores en cada cultivo y evaluar las poblaciones mínimas que garantizan la producción de semillas y el buen cuajado de los frutos.

Siguiendo la línea trazada por estos estudios, nos hemos propuesto realizar una valoración de la repercusión económica de la polinización entomófila en la Comunidad Valenciana. Como se verá a continuación, en algunos casos es difícil llegar a cuantificar el beneficio que estos insectos generan, por eso la valoración tiene un claro aspecto aproximativo.

Los polinizadores y el medio ambiente.

El problema de cómo valora la sociedad la flora y la fauna silvestre o los entornos naturales invade este apartado. Los polinizadores son habitantes estratégicos de los ecosistemas y podemos considerar que se sitúan en la base de la pirámide ecológica, dada su capacidad de perpetuar la cubierta vegetal. Si las poblaciones de polinizadores disminuyen por cualquier causa, también lo harán muchas plantas, frutos y semillas que son consumidas por otros insectos, aves, mamíferos u otros animales. El resultado posible, que se ha constatado en algunos casos, es una reacción en cadena que disminuye la biodiversidad y provoca un decaimiento general del ecosistema. ¿Qué valor económico se le puede asignar a la óptima producción de plantas de nuestro entorno natural?.

Los polinizadores y la producción de forraje.

Este es otro caso donde podemos intuir que el efecto de los polinizadores va más allá de la producción agraria. Ciertas plantas, como la alfalfa o el algarrobo, son fuente de forraje para los animales domésticos. La intervención de los insectos aumenta la producción y genera semillas para la replantación. Podemos seguir por este camino y llegar a comprender que una parte de la producción ganadera y de sus derivados depende de los polinizadores, aunque sea muy compleja su cuantificación.

Los polinizadores y la producción de semillas.

También nos encontramos con casos en los que el interés final es la producción de semillas para poder perpetuar el cultivo. Hay ejemplos donde los insectos no son relevantes para la producción normal pero, en cambio, sí lo son para fomentar la aparición de semillas, como en ciertos cultivos hortícolas, plantas medicinales, ornamentales o en la producción de flor cortada.

Los polinizadores y la producción agraria.

Una gran parte de la Producción Final Agraria depende de la presencia de insectos polinizadores. Excepto las plantas claramente anemófilas como las gramíneas, el resto muestran cierta dependencia de estos insectos, en un grado variable según las características de cada planta en cuestión.

Para llegar a una estimación económica, en primer lugar, se ha recogido la información sobre la producción anual agraria de los diversos sectores en la Comunidad Valenciana. Se ha convertido la producción en valor económico usando un precio para cada producto, con la condición de que se situara dentro de los márgenes de oscilación durante los años 1999-2000. Aunque con este método se introduce un error en la estimación, dadas las oscilaciones de los precios agrarios, es suficiente para obtener cifras aproximadas en cada caso.

Para el cálculo del valor ecnómico generado por los polinizadores en los cultivos valencianos se han utilizado parámetros específicos para cada uno. El factor introducido, cuyo valor va de 0 a 1, nos informa de la proporción de semillas o frutos del cultivo que son producidas por la polinización entomófila. Con los conocimientos sobre la biología floral, sobre el proceso de formación de semillas y frutos y con la experimentación sobre la variación de los rendimientos de algunos cultivos en presencia y ausencia de insectos, se han obtenido los valores de este parámetro para cada planta. Estos valores se encuentran en la bibliografía consultada y son los que se han utilizado en este trabajo. En algunos casos hay cierta variación según el autor referido, en otros se recomienda investigar más para aproximarse a los valores reales, pero en todo caso, todos reflejan este grado de dependencia de la polinización cruzada. Los objetivos de estos trabajos, y también del presente, son ofrecer una valoración económica aproximada del beneficio producido por los polinizadores, llamar la atención sobre su importancia y constatar la necesidad de experimentar e investigar más sobre los diversos aspectos relacionados con la polinización cruzada, asumiendo la complejidad del tema.

Así pues, al multiplicar este factor de dependencia por el valor económico de un producto determinado, el resultado es la fracción de este valor que se debe a la acción de los polinizadores. En otras palabras, podemos decir que si no existieran estos insectos, el sector agrario valenciano tendría unas pérdidas equivalentes a la fracción indicada.

En la siguiente tabla se muestran los resultados de los cálculos que se han comentado.

VALORACION ECONOMICA DE LOS BENEFICIOS PRODUCIDOS POR LOS INSECTOS POLINIZADORES EN LOS PRINCIPALES CULTIVOS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA.

CULTIVO

PRODUCCION1
(Toneladas)

VALOR ECONOMICO
(Millones ptas) 2

FACTOR DEPENDENCIA
POLINIZADORES3

VALOR GENERADO
POR LOS POLINIZADORES
(Millones ptas)

CÍTRICOS

Naranjas

1.742.919

69.7

0.3

20.91

Mandarinas

1.795.651

89.783

0.3

26.935

Limones

308.911

9.267

0.5

4.634

OTRAS FRUTAS

Almendras

56.711

28.356

0.9

25.52

Manzanas

11.062

664

0.8

531

Peras

16.476

1.153

0.5

577

Nísperos

30.927

2.165

0.5*

1.082

Albaricoques

32.9

4.277

0.5

2.139

Melocotones

79.618

4.777

0.2

955

Ciruelas

39.344

2.754

0.5

1.377

Granadas

30.649

2.145

0.1

215

Cerezas

6.044

2.418

0.6

1.451

HORTICOLAS

Alcachofas

91.843

2.755

0.1

275

Berenjenas

9.491

569

0.6

341

Cebollas

120.326

4.813

0.3

1.444

Lechugas

68.136

4.769

0.03

143

Coles

16.275

1.139

0.9

1.025

Coliflores

18.26

1.461

0.9

1.315

Habas

11.221

786

0.4

314

Judías

11.828

3.548

0.01

36

Melones

53.009

1.59

0.6

954

Sandías

92.16

2.765

0.4

1.106

Pepinos

8.095

567

0.6

340

Pimientos

48.972

3.428

0.2

686

Tomates

198.191

9910

0.1

991

Fresones

3.723

559

0.3

167

OTROS CULTIVOS

Uva

503.378

15.1

0.15

2.265

Alfalfa

149.7

2.624

0.7

1.837

Algarrobas

43.64

1.527

0.5*

764

TOTAL

 

275.369

 

100.329

Notas:

  1. Datos de producción de 1999, Informe del Sector Agrario Valenciano.

  2. Valor Económico estimado según los precios agrarios del Servicio de Estudios Agrarios y Comunitarios de la Conselleria d’Agricultura (años 1999-2000).

  3. Los factores de dependencia de los polinizadores han sido consultados en la bibliografía que se muestra al final del trabajo, excepto los marcados con“*”, que son valores supuestos.

Comentarios a la valoración económica.

La conclusión más inmediata es que la actividad de los insectos polinizadores genera en la producción agraria valenciana unos 100.000 millones de pesetas, aproximadamente el 36% del total. Una cifra muy significativa que no se puede obviar fácilmente.

En el caso de los cítricos, alrededor del 30% del valor se debe a la polinización cruzada. No obstante, el caso de los cítricos es complejo. Desde la formación de frutos sin intervención de los insectos, hasta llegar a las variedades que no producen de forma significativa si no hay polinización entomófila. De todas formas, en general, la producción de cítricos aumenta gracias a los insectos, tanto en cantidad como en calidad, parámetro este último más difícil de valorar. La única excepción, invocada en el Decreto 37/2001, al cual ya nos hemos referido, es cuando la polinización implica también un aumento considerable del número de semillas. Este fenómeno no había sido relevante en la citricultura valenciana hasta la introducción de los híbridos de mandarinos. Algunos de ellos, sobre todo los autocompatibles, no necessitan de los insectos para producir semillas. Estos han provocado la aparición de semillas en los campos vecinos que tienen variedades compatibles, debido al vigor de su polen, y han desencadenado una polémica sin precedentes. Pero, este problema, en la mente de cualquier persona razonable, tiene una solución que no pasa por eliminar la valiosa aportación de los polinizadores, y que es planificar y regular las plantaciones de cítricos presentes y futuras.
El sector que más beneficios obtiene de la polinización cruzada es el de los frutales. Alrededor del 70% del valor económico generado. Aquí hay casos llamativos como el de las almendras, que sin insectos no producirían más allá del 10% de los valores normales. También se da la circunstancia de que frutales y cítricos coexisten en muchas áreas agrícolas, y que cualquier disminución de polinizadores provocada por la problemática de los híbridos de mandarinos, repercutirá de forma más negativa en la producción de frutas.

Como ya se ha comentado antes, ahora cabría añadir al valor de la tabla anterior, el generado en sectores como las plantas ornamentales, flor cortada, producción forrajera y ganadera y otros. No obstante, se ha preferido evitar valoraciones más complejas y en todo caso asumir que el valor real todavía supera al que aparece en la tabla anterior.

También se ha dicho que la abeja melífera es el polinizador mayoritario. Un caso posible en los entornos agrícolas sería aquel en el que esta abeja representa el 80% de todos los polinizadores. Con este valor, podemos estimar que la abeja de miel puede generar anualmente unos 80000 millones de pesetas en el sector agrario valenciano. Los productos derivados de la apicultura pueden suponer unos 2000-3000 millones anuales, por tanto, la polinización que llevan a cabo las abejas supera en 30-40 veces el valor de los productos apícolas. Este argumento es el de mayor peso a la hora de valorar la importancia de la apicultura pero, paradójicamente, todavía no se tiene en cuenta.

Estas cifras son similares a las que se ofrecen en otros estudios realizados en la Comunidad Europea o por organismos como la FAO, que pretenden resaltar la importancia de los polinizadores para la alimentación humana y medio ambiente.

Fernando Calatayud, Dr. en Ciencias Biológicas.
Enrique Simó, Licenciado en Ciencias Biológicas y en Veterinaria.


GRADECIMIENTOS

Este trabajo ha sido editado gracias a la financiación del Ministerio de Agricultura, Conselleria d’Agricultura y la Unión Europea a través del Feoga-Garantía. Se agradece la valiosa colaboración de la Unió de Llauradors i Ramaders en diversos aspectos del trabajo y al Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias la posibilidad de consultar sus fondos bibliográficos.


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